Lalbiazul se quedó con el título, que debió lograr sin alargue, porque superó a su rival en todos los sectores de la cancha. En los primeros quince minutos, fueron cuatro situaciones claras que se perdieron y el arquero Reyes que tapó otra. El juego rápido, preciso y profundo del local, encontró espacios y grietas impensadas en lo que parecía solida defensa.
Lentamente Diego Seoane comenzó a jugar, se movió por delante de Olazabal y Martínez e intentó conectar. Durazno no era profundo y se quedaba con su habitual toque veloz pero escasamente peligroso. Tras la no sanción de una clara falta, el propio Seoane aprovecha la desconcentración coloniense y a los 33 minutos convierte un gol inesperado. Cuando debía estar perdiendo claro, los rojos del Yí estiraba su ventaja a dos y obligaba al equipo local.
Colonia tiene la virtud de no desesperar, de mantener su intención, y aunque por momentos perdía precisión, igual lo intentaba. La columna del medio con Agustín y Diego Noy, junto al trajín de Torres y Sáfari, mantenían la ilusión de que Bórtoli y Sebastián fueran asistidos. Los dos puntas, jugaron un gran partido. Desequilibraron, obligaron y varias veces pudieron empatar.
El complemento se iba sin solución de continuidad. El equipo coloniense no desesperaba, porque continuaba paciente. Los cambios fueron fundamentales. Vela, Nicolás González, Mateo Cedrés, entraron para cambiar el juego. Lo lograron. Capellino mandó línea de tres, el equipo adelante, fueron tres pun tas y toda la cancha. Durazno se cansaba, no retenía la pelota, y para colmo de males sufre la expulsión del lateral derecho.
Ya con 10, cansados y sin rumbo, el equipo rojo se refugió en el área, y recibió la devolución de un equipo que no quería perder. Mazolla a falta de 8 minutos y Bórtoli en la última jugada dieron vuelta la historia. Se hacía justicia con el partido, se disputaba el alargue. Ya en el comienzo, la selección local se fue arriba, insistió y logró el tercero por Mateo Cedrés. Cerca estaba la consagración, poco resto había en la visita. Impulsos individuales, y escaso peligro. Lalbiazul jugaba cómoda, manejaba acciones y la experiencia de futsal de Sebastián y Diego Vela, terminaron liquidando el juego. Teniendo la pelota, jugando contra el cansancio y el descontrol, Colonia se acercaba al título. El alargue fue todo albiazul y llegó la escapada de Vela, para definir por encima del arquero y poner el broche justo a una consagración que no admite dudas.
Foto: de Mauro Fernández.