En principio, la tecnología en la educación sólo debe utilizarse cuando haya un beneficio claro para el aprendizaje.
En un reciente informe de la UNESCO, se recomienda prohibir los celulares smartphones en las aulas educativas para evitar que distraigan a los alumnos e interrumpan el aprendizaje. Los expertos sostienen que baja el rendimiento académico y que en las aulas tiene más efectos negativos que positivos.
Señala que uno de cada cuatro países ya ha introducido legislación o políticas para dejar fuera del sistema educativo escolar el uso de celulares entre alumnos durante las horas de clase. Según estudios citados en dicho in- forme, en Bélgica, España y el Reino Unido, la retirada de los teléfonos celulares de las escuelas mejoró los resul- tados del aprendizaje.
En nuestro país, al menos a nivel de educación pública, a todos los alumnos se les entrega una computadora para el acceso a la tecnología. De modo que, muchas veces los teléfonos inteligentes en los salones son más una herramienta de comunicación (vía redes sociales) y como diversión, no como una fuente de educa- ción y aprendizaje. Sumado a ello, es una realidad actual el aumento del uso de celulares tanto en adultos como en jóvenes.
Por otra parte, junto a los problemas de distracción y rendimiento, también aumentan las preocupaciones respecto a la privacidad de los datos y las relaciones sociales de los estudiantes. Crean grupos en redes sociales para subir videos, compartir fotografías en las aulas, tanto de alumnos como de docentes sin ninguna autorización afectando la privacidad, se realizan comentarios, críticas, ciberbullying, se crean subgrupos que excluyen a otros, genera constantes notificaciones de las redes sociales, lo que afecta no sólo el aprendizaje sino se asocia a impactos negativos en el desarrollo emocional de los estudiantes. Inclusive se han filmado peleas escolares subiendo los videos a plataformas de redes sociales como Instagram, o en grupos de WhatsApp. Son problemáticas reales, y los sistemas educativos a nivel mundial han comenzado a implementar medidas, poniendo límites al uso de celulares.
Por eso, el debate sobre la presencia de la tecnología en las aulas crece día a día, y varios países ya comenzaron a vetar el uso de teléfonos en las escuelas.
El punto clave para enfrentar este desafío, aún cuando se prohíba su uso en las aulas, es que los jóvenes y sus responsables legales deben entender los riesgos y oportunidades que tiene la tecnología, para desarrollar habilidades críticas para un uso responsable y adecuado del celular.